Un lugar de cuento
El bosque encantado de los cuentos no es una fantasía. Linda con el parque del Retiro. Las hadas y duendes del parque nos esperan en La Bolsa Mágica, donde programan actividades para todos, grandes y pequeños: cuentacuentos, fiestas de cumpleaños, marionetas, talleres creativos, campamentos urbanos y hasta clases de zumba en familia o yoga para niños.
En La Bolsa Mágica puedes comprar una marioneta, un juego educativo o una paleta de colores, pero lo más importante es que te enseñan a desarrollar todas sus posibilidades y a practicarlo en familia. Aquí no sólo vienen los niños, sino que padres y madres pueden jugar y aprender con ellos. Nada más entrar por la puerta, te sumerges en un mundo que te traslada a esa infancia en donde los juegos no eran nada virtuales.
No es una casualidad, porque La Bolsa Mágica es un proyecto con el que su fundadora, Elena González, quiso homenajear a su abuelo, Papi, que sorprendía a sus nietos con una bolsa siempre llena de sorpresas. La bolsa mágica les esperaba en lo alto de un armario y, hasta que conseguían bajarla, despertaba la imaginación de los niños, que sabían que en su interior habría un conejito, una chuchería o un juego para pasar la tarde.
No hay pantallas de ordenador, ni plasmas ni mandos a distancia en La Bolsa Mágica. Las actividades son en español o en inglés y los cumpleaños se hacen a medida: los más solicitados son los de piratas y superhéroes. En la página web está toda la programación, incluido el campamento de Navidad y los Christmas Shows que tienen preparados para este año. Prohibido aburrirse.
La marca
www.labolsamagica.com
Avenida de Menéndez Pelayo, 25 28009 Madrid
T. 692.40.10.17 y 91.574.22.45
Lunes – sábados, 16:30 – 21:00
Jueves – domingos, 11:00 – 14:00
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Un mural de Pirrongelli
La Bolsa Mágica homenajea en sus instalaciones las estampas que adornaban los libros ilustrados de nuestros abuelos. El mérito es de Alberto Pirrongelli, autor del gran mural que preside la estancia. Pirrongelli es un histórico cartelista de cine español que trabajó en los principales cines de la Gran Vía. Ahora que no hay carteles en los cines, este artista extremeño pinta trampantojos en las fachadas del centro de Madrid y ha plasmado en La Bolsa Mágica la estética de aquellos cuentos ingleses con los que imaginamos que Peter Pan aprendió a leer y a volar.