Duque de Fernán Núñez

El jueves 22 de octubre de 1874 el duque de Fernán Núñez reunió a la aristocracia madrileña para festejar la apertura del Paseo de Carruajes. Hubo música y buffet en la ría de patinar, donde se montó una espléndida fiesta, según los periódicos de la época. El duque tenía motivos para sentirse feliz: por fin veía la luz el paseo que necesitaba Madrid para que se lucieran los carruajes de la pujante burguesía que asistía por aquellas fechas a los estertores de la I Republica.

El duque puso de su bolsillo 50.000 pesetas, casi la mitad de las 110.000 pesetas que costó la obra a las arcas municipales. Él era el comisario del parque, así que podía hacer y deshacer a su antojo. La construcción del Paseo de Carruajes no había estado exenta de polémica. La prensa y algunos dirigentes políticos republicanos habían criticado que se talara multitud de árboles y se cegara el canal navegable que se había usado en la época de los Austrias, desde la inauguración del Retiro en 1633. Ese canal discurría por donde ahora serpentea el Paseo de Coches: salía del Estanque Grande y llegaba, a través del paseo actualmente asfaltado, hasta la glorieta donde hoy se alza el Ángel Caído, una estatua que también promovió el duque.

Pese a las críticas, el duque consiguió sacar adelante su proyecto. Había contado con la colaboración de dos ingenieros de primer orden. Nada menos que Eugenio de Garagarza y Eugenio Barrón.

Eugenio de Garagarza y Dugiols (1825-1899) era el director de Paseos y Arbolados de Madrid. A este ingeniero agrícola debemos la configuración paisajística del Buen Retiro tras su cesión al pueblo de Madrid en 1868, durante la Revolución Gloriosa que derrocó a Isabel II. Garagarza convirtió el Campo Grande en un parque de tipo inglés y dotó al Retiro de elementos decorativos como la curiosa gruta artificial que aún podemos disfrutar en el estanque del Palacio de Cristal.

Eugenio Barrón y Avignon era ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y autor de numerosos puentes ferroviarios y canales en España. Ese mismo año, en 1874, acababa de inaugurar su obra quizá más conocida, el viaducto de hierro de la calle Segovia.

Paseo de Coches, obras en una postal de principios del XX

El Paseo de Coches en obras, en una postal de 1906 (Fuente: Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid)

Pero volvamos al duque de Fernán Núñez. Su nombre era Manuel Falcó d’Adda. Fue una personalidad muy relevante de la segunda mitad del siglo XIX. Senador desde 1871 a 1892, fue embajador en París, concejal y comisario del Retiro. Poseía el Toisón de Oro y obtuvo el título de duque consorte por su matrimonio con la duquesa de Fernán Núñez, Pilar Osorio y Gutiérrez de los Ríos. El duque había nacido en Milán el 20 de febrero de 1828, donde fue bautizado el 26 de febrero en la iglesia de San Marcos como Manuel Pascual Luis Carlos Félix Fortunato Falcó d’Adda, hijo del Príncipe Pío de Saboya. En 1852 es cuando se casó con Pilar Osorio. Y murió en su finca de La Flamenca, en Aranjuez, a las seis y media de la tarde del 24 de mayo de 1892. Su esposa le sobrevivió hasta 1921.

Solo dos meses después de inaugurar el Paseo de Carruajes, conocido ahora como Paseo de Coches pero oficialmente bautizado como Paseo de Fernán Núñez, el general Martínez Campos dio el golpe que enterraba la I República, acababa con la Presidencia del general Serrano y restauraba la monarquía en la persona de Alfonso XII.

El bisabuelo de Cayetana de Alba y tatarabuelo de Tamara Falcó

Manuel Falcó d’Adda y Pilar Osorio tuvieron tres hijos:

- Manuel Falcó y Osorio (1856-1927), casado con Silvia Álvarez de Toledo, de quien desciende la familia que sigue ostentando hoy en día el ducado.

- Rosario Falcó y Osorio (1854-1904), casada con el XVI duque de Alba, Carlos María Fitz-James. Es la madre del XVII duque de Alba, Jacobo Fitz-James, y abuela de la XVIII duquesa, Cayetana Fitz-James (1926-2014).

- Felipe Falcó y Osorio (1859-1931), casado con Carlota Escandón. Son los abuelos de Carlos Falcó, actual marqués de Griñón, y bisabuelos por tanto de su famosa hija, Tamara Falcó.

Texto: Ignacio Bazarra

Foto: Archivo Fotográfico de la Comunidad de Madrid

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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