Miércoles, 6 de mayo de 1942. El Retiro amanece poblado de esvásticas. En el interior del Palacio de Velázquez, un busto de Adolf Hitler proyecta su mirada penetrante sobre los empleados del museo, que dan los últimos retoques a las maquetas, muebles y planos que dan fe de la colosal y megalomaníaca arquitectura nazi y de su máximo ideólogo, Albert Speer. El Retiro será escenario ese día de un episodio crucial en la amistad forjada por la España de Franco y la Alemania de Hitler. La exposición, “Arquitectura Moderna de Alemania”, ocupará las portadas de los periódicos al día siguiente. Permaneció abierta hasta el 26 de mayo.   

Las fotos nos pueden parecer hoy en día un rodaje de película. Pero son reales. Se las debemos al fotógrafo hispano-alemán Otto Wunderlich. La inauguración estaba prevista para las doce del mediodía. Como sucedió en Hendaya, Francisco Franco llegó tarde y la apertura se retrasó unos diez minutos. Menos mal que no estaba Hitler, porque hubiera dejado plantado a su anfitrión, harto del carácter latino que tanto le exasperaba.

Busto de Adolf Hitler en la exposición de Arquitectura Alemana en el Retiro (1942)

Busto de Adolf Hitler en la exposición de Arquitectura Alemana en el Retiro.

En el Palacio de Velázquez, en pleno corazón del Retiro, aparecen en las fotos varios jerarcas nazis, líderes falangistas y ministros y altos funcionarios del gobierno. Entre ellos, el ministro de Exteriores y cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer, destacado germanófilo, que pasa revista a las tropas y departe alegremente con los nazis a las puertas del Palacio. Esvásticas y brazos en alto configuran una escena que 76 años después sigue poniendo los pelos de punta.

El momento simbolizaba la amistad entre la España de Franco y la Alemania de Hitler. Ambos se habían entrevistado en 1940 en Hendaya en un encuentro histórico sobre el que han corrido ríos de tinta y sigue fascinando a los historiadores. Heinrich Himmler, el lugarteniente de Hitler y jefe de las SS, también había visitado España en 1940. La cooperación hispano-alemana, en pleno fragor de la II Guerra Mundial, se materializaba ahora, año y medio después, en una aparentemente inofensiva exposición cultural en Madrid.

La exposición permaneció abierta veinte días y en otoño viajó a Barcelona, donde se instaló en el Museo de Arte Moderno del Parc de la  Ciutadella. A la de Barcelona, inaugurada el 20 de octubre, tampoco pudo estar en persona Albert Speer y allí desfilaron las Juventudes Hitlerianas, según la crónica de La Vanguardia.

A la exposición de “Arquitectura Moderna de Alemania” en el Retiro debía haber asistido su comisario, Albert Speer, el arquitecto de Hitler, pero probablemente sus obligaciones como ministro de Armamento en medio del momento más complicado del frente soviético le impidieron volar a Madrid.

En su lugar hubo una importante representación nazi, según la crónica del diario ABC. La embajada de Madrid, dirigida por el embajador Eberhard von Stohrer y donde trabajaba el siniestro delegado de la Gestapo en España, Paul Winzer, tiró la casa por la ventana. Von Stohrer, que había sido uno de los artífices del encuentro de Franco y Hitler en Hendaya, sería cesado solo seis meses después de la foto del Retiro, al parecer por la tibieza de su lealtad al Führer.

El embajador Von Stohrer con Himmler en su visita a España en 1940

El embajador Von Stohrer con Himmler en su visita a España en 1940

En la delegación nazi sobresalía el alcalde de Núremberg, Willy Liebel, responsable de deportaciones masivas de judíos de su ciudad, que se suicidaría en 1945 al verse cercado por los aliados. Y también viajaron a la capital española dos estrechos colaboradores de Speer: Wilhelm Kreiss, arquitecto de cabecera de Hitler en Dresde y Berlín, y Rudolf Wolters, a cargo de las exposiciones internacionales alemanas en la Europa germanófila organizadas por el Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels.

En aquella soleada mañana de primavera, las sonrisas y los abrazos que se intercambiaban españoles y alemanes producen ahora escalofríos. Mientras se inauguraba la exposición en ese mes de mayo de 1942, en Auschwitz comenzaba a ponerse en marcha la llamada “solución final” con el exterminio en las cámaras de gas. Y cientos de miles de alemanes y soviéticos caían en el frente ruso en una de las mayores carnicerías que produjo la Segunda Guerra Mundial.

En los salones del Palacio de Velázquez, el edificio construido por Ricardo Velázquez Bosco para la Exposición de Minería de 1883, se exhibieron las maquetas del megalómano proyecto de Hitler para Berlín, que aspiraba a convertirla en la “Welthauptstadt Germania”, la capital mundial del imperio alemán. Los planos, maquetas y dibujos acercaban a Madrid las grandes obras de ingeniería del nazismo, de los que Franco tomó buena nota durante el recorrido. De hecho, la exposición alemana tuvo un efecto importantísimo en la arquitectura española posterior. En una de las fotos se puede ver a Franco firmando en el libro de honor con la imagen de Hitler presidiendo la escena.

En el vecino Palacio de Cristal también se inauguró ese día una exposición paralela, dedicada a la arquitectura española, que mostraba las obras de reconstrucción del país tras la devastación de la Guerra Civil española (1936-1939) y marcaba el canon para las décadas posteriores. Unas de las obras estrella del Palacio de Cristal era el proyecto del Valle de los Caídos, cuya construcción acababa de empezar en la sierra de Guadarrama.

El fotógrafo que retrató la España del siglo XX  

Las fotografías que conserva el Instituto del Patrimonio Cultural de España son obra de Otto Wunderlich. Nacido en Stuttgart en 1887, vino de joven a España y se instaló en Madrid. Gracias a su ingente labor fotografíca hoy conocemos cómo era España en la primera mitad del siglo XX. El Archivo Wunderlich, que fue adquirido por el Estado en 2008, contiene 45.000 negativos y positivos.

Buena parte de las fotografías monumentales de la época, incluidas las que publicó la Enciclopedia Espasa, son obra de este formidable fotógrafo. Entre ellas, más de 100 fotos de aquella mañana del 6 de mayo de 1942 en que el Retiro fue tomado por las tropas nazis, engalanado con esvásticas y el Palacio de Velázquez convertido en un órgano de propaganda de Hitler, cuyo busto presidía la entrada a la exposición, al lado del de Franco. Otto, que tuvo su estudio en la calle Doctor Esquerdo de Madrid, murió en 1975. Otto debía de ser alguien muy conocido del embajador. Ambos eran de la misma edad y naturales de Stuttgart y ya habían coincidido durante la primera estancia de Von Stohrer en Madrid como secretario de Embajada durante la I Guerra Mundial.

Texto: Ignacio Bazarra.

Fotos: Archivo Otto Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación y Cultura.

  1. 13/05/2018

    ¡Muchas gracias, Nuria!

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