El Hospital del Niño Jesús desde el Retiro

El Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional, el Hospital del Niño Jesús, el Tribunal de Cuentas y los institutos Cervantes y Cardenal Cisneros son solo algunos de los edificios diseñados por Francisco Jareño de Alarcón, un nombre inscrito con letras de oro en la arquitectura de Madrid.

Nació en Albacete el 24 de febrero de 1818 y murió en Madrid en 1892. Formado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fue catedrático y director de la Escuela de Arquitectura. Gran parte de su obra data de los reinados de Isabel II y Alfonso XII.

Jareño - Busto en la Biblioteca Nacional

Busto de Jareño que se conserva en el Museo de la Biblioteca Nacional de España (Foto: Ignacio Bazarra)

Su maestría se materializó a lo largo del reinado isabelino, aunque varias de sus obras no se concluyeron hasta finales del XIX. Primero la Casa de Moneda, inaugurada en 1861 y derruida en 1970 para crear la gran plaza de Colón, y posteriormente el que sería su edificio más emblemático: el Palacio de Museos y Bibliotecas Nacionales, cuyo proyecto fue aprobado en 1865, aunque no se concluyó hasta 1892. Este vasto complejo museístico alberga hoy tanto la Biblioteca Nacional, en su fachada occidental (la que mira al paseo de Recoletos), como el Museo Arqueológico Nacional, en su fachada oriental (que da a la calle Serrano).

Jareño - Fachada de la Biblioteca Nacional de España (1865)

Fachada de la Biblioteca Nacional en el proyecto original de Jareño, aprobado en 1865, aunque sometido luego a modificaciones (Fuente: BNE)

El edificio proyectado por Jareño dista bastante del concluido por su sucesor, Antonio Ruiz de Salces. En el Museo de la Biblioteca Nacional se exhibe un busto de mármol con la efigie de Jareño. De Jareño también son el Instituto San Isidro (ampliado por él en la calle de Toledo), el Instituto Cardenal Cisneros (calle de los Reyes), el Instituto Cervantes (glorieta de Embajadores) y el Tribunal de Cuentas (el metro Tribunal debe su nombre a este edificio administrativo). Todos ellos, construidos en los años 80 del siglo XIX, durante el reinado de Alfonso XII.

Jareño - Fachada del Museo Arqueológico Nacional (1865)

Fachada del Museo Arqueológico Nacional en el proyecto original de Jareño, de 1865, que finalmente sería modificado (Fuente: BNE)

En 1885 completa otra de sus obras más relevantes: el Hospital del Niño Jesús, situado enfrente del Retiro, por encargo de la duquesa de Santoña. De ladrillo y estilo neomudéjar fue, además de una obra de gran importancia social para la época, un edificio admirado en toda Europa, premiado con la Medalla de Oro en las exposiciones de Amberes (1886), Viena (1887) y Barcelona (1888). La benefactora, Mariquita Hernández Espinosa de los Monteros, era una de las mujeres más ricas de la época. Estuvo casada con el duque de Santoña, un indiano cántabro que había amasado una inmensa fortuna en Cuba con el azúcar y la trata de esclavos y a cuya iniciativa urbanística debemos toda la hilera de edificios casi simétricos que conforman la Puerta del Sol. Residían en el Palacio de los Duques de Santoña, en la calle Huertas, hoy sede de la Cámara de Comercio de Madrid.

Jareño - Casa de la Moneda

La Casa de la Moneda, diseñada por Jareño donde hoy se levantan los Jardines del Descubrimiento en la plaza de Colón (Fuente: Hemeroteca Digital de la BNE)

Fuera de Madrid, Jareño firmó otros proyectos como la Escuela de Agricultura de Aranjuez, la plaza de toros de Toledo, de estilo mozárabe, y el Teatro Pérez Galdós, en Las Palmas de Gran Canaria. Además de su obra original, ejerció como arquitecto del Ministerio de Hacienda y de Fomento. En esas funciones, realizó varias ampliaciones y reformas del Museo del Prado, como la escalinata norte (luego sustituida en 1925 por la de Pedro Muguruza).

Jareño - Reformas del Museo del Prado

En color, las reformas y ampliaciones realizadas por Francisco Jareño en su etapa como arquitecto del Museo del Prado (Fuente: Museo del Prado)

Murió el 8 de octubre de 1892 en su casa de la calle Atocha 94, hoy desaparecida. El nuevo edificio luce en su fachada una placa que recuerda a otro inquilino del solar original, el novelista decimonónico Pedro Antonio de Alarcón, pero nada sobre Jareño, uno de los grandes arquitectos del XIX.

Texto: Ignacio Bazarra

Fotos: Ignacio Bazarra y Archivo de la BNE y del Museo del Prado

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